Mi opinión en 60 segundos
Por: DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J
18 de Abril de 2009
Marco Antonio Etcheverry
Fue en gran jugador de fútbol. Un símbolo deportivo de su Bolivia natal, nadie puede eso poner en duda. Lo que sí dejó desde el principio incertidumbres, fue su sorpresiva contratación como técnico de Aucas, qué le abría la vitrina a quien no tenía ningún aval, ni trayectoria como “profesor”. Aucas apostó a la suerte y mal que le ha ido. No siempre, más bien son excepcionales los casos en que los buenos ex futbolistas lleguen a mejores entrenadores. Cuentan otros factores para ese éxito: la academia, por ejemplo, en ella los temas científicos del fútbol, de la preparación física, del trato con los planteles, la psicología, el conocimiento de las leyes del fútbol y claro de las del Estado y las del sentido común. La inteligenciaA más de mantener siempre abierto el paraguas, el boliviano, apoyado en las reales carencias económicas del equipo, nada hizo, sino ser un permanente “quejicas”.
Se mantuvo en la palestra “chamullando”, cubriendo así sus malos resultados, su ningún aporte. Apenas ganó un partido. El balance es fatal en su inicio de carrera como técnico. Más allá del “apoyo” que “logró” momentáneamente de los jugadores, en algo parecido a una huelga ilegal o a un motín de barco, oportuno, para la firma de un acta de finiquito conveniente, nada, pronto pasará a la anécdota. Un rato de fama como entrenador logró a costa del Aucas.