
Comentario : Oswaldo Paz y Miño J.
Domingo 13 de Abril de 2008
Domingo 13 de Abril de 2008
La propia muerte

Péter Nádas, escritor húngaro, cuya vida se tiñó de tragedia por la invasión y permanencia comunista en su patria, entre otras marcas lacerantes, es hoy por hoy uno de los mejores escritores del orbe. Para esta Vitrina de libros es muy grato presentarlo. Por su magnífica literatura ha sido murmullo permanente en las horas previas a la entrega del Nobel en los últimos años.De dos trances fundamentales y naturales no da cuenta ningún ser humano: el del momento mismo en que es parido y el del instante supremo, cuando la muerte lo ha conducido verticalmente hacia la nada, para la que se creó todo.
"Cuando está la muerte/con la boca en las hojas podridas/y los añicos del mar en el alba en/los ojos cerrados como el vello/de los pezones en que duermo oía/ligeramente llegarme la muerte,/ en sábanas sucias lloraban mis ojos,/amanecía durmiendo entre perros".(Juan Antonio Masoliver Rodenas ‘Poesía Reunida’ publicada en Acantilado).
‘La propia muerte’ es la experiencia del escritor al pie de tumba descrita magistral y lealmente. Las letras llevan el sudor helado de sus manos, la pulcritud de su inteligencia brillante y el consuelo de que los muertos no asisten a sus propios duelos. Que los que cruzaron el umbral no se inhuman ellos mismos ni tampoco se creman por su cuenta. Que dejan tales tareas mundanas a los que les sobreviven horas u años, que en tiempo total son apenas minutos.La narración es emocionante y agitada de principio a fin, como la vida. Detalla los momentos culminantes de una existencia. Revela sin tapujos las finales que se suceden cual orgasmos, brutalmente llenos de levedad, porque el ser se va desvaneciendo. Es una mirada desde el enigma al real instante del desprendimiento. Estáis frente a un libro que os pondrá cara a cara con la "suprema paradoja". La lectura de este domingo es la bitácora de un periplo que se truncó al final. El recuento de los que fueron minutos intensos de angustia, retornos, hundimientos, ahogos. De un infarto al miocardio. En la obra ‘Kokoro’, de Fernando Sánchez Dragó, constan similares memorias del gran salto hacia lo invisible.La taquicardia está asegurada. Y es que la buena literatura sube los ritmos. Cada una de las letras gana terreno mientras se va debilitando la respiración del leyente, quien página tras página de a poco integrará su espíritu al infinito, liberándose de toda atadura pueril.No consta en la obra con la que os provocamos hoy a lecturas trascendentes ninguna referencia dogmática, nada que no sea el cruce de la vida a la muerte, de un escritor que da fe de su vivencia, que se inmortaliza contándola con tanta lucidez. Tiempo hay para todo, vamos, hasta para morirse, pero no lo hagáis y lo he dicho sin ironía, sin leer el manuscrito in mortis, que queda consignado. Quizá al romperse vuestro hilo de plata la conciencia recuerde en su ruta hacia el Oriente Eterno, la que trazó en su propia muerte Péter Nádas. En todo caso, cualquiera sea el día, que nos llegará, que todos tengamos buen viaje… ¿verdad?
"He dejado de ser cuerpo, de modo que ya no estoy atado a la percepción intelectual ni sensorial. Es algo por estilo, sé que estoy muriendo. Lo cual no me llena ni de regocijo ni de dolor. No percibo ningún sentimiento que me resulte conocido". Pág. 57.
BIOGRAFÍA Péter Nádas nació en 1942 en Budapest, en el seno de una familia judía. Quedó huérfano a los dieciséis años y se dedicó a la fotografía y al periodismo. La entrada en Checoslovaquia de las tropas del Pacto de Varsovia en 1968 causó su baja en el periódico en el que trabajaba y pasó a una pequeña localidad cerca del Danubio. Dramaturgo, ensayista y narrador, se dio a conocer con el libro de relatos La Biblia (1967), al que siguieron las obras narrativas: Descripción (1971); El fin de una historia de familia (1977), novela traducida a 12 idiomas; Anuario (1989); y Desfile (1995), entre otros títulos. Sus obras teatrales (que tuvieron dificultades con la censura, en parte debido a que Nádas protestó por la detención de los portavoces de la carta 77 de Praga) han sido representadas en Viena, Roma, Riga, Aviñón, París y diversas ciudades de Alemania. Ha obtenido importantes premios en Austria, Hungría y Alemania. Actualmente, Nádas reside en Gombosszeg, al oeste de Hungría.