14 de Diciembre de 2008REVISTA CULTURAL ARTES DIARIO LA HORA
QUITO ECUADOR
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RESEÑA ENSAYISTICA
DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J
Viaje alrededor de mi habitación
Al concluir la lectura de la obra maestra de Xavier de Maistre, que hoy presento en esta reseña, me vino a la mente el trabajo estupendo de César Eduardo Carrión en ‘Pirografías’, publicado por Gescultura días atrás. En cada una de las bellísimas líneas que hacen el pequeño gran tomo del joven poeta ecuatoriano, he encontrado un ejercicio de solipsismo.
Una confirmación de lo que decía Joubert: “La poesía es útil sólo para los placeres del alma.
‘Voyage autour de ma chambre’, fue escrita en 1794. Un clásico de la literatura francesa, que llega a las ideas y a los sentimientos fresco como el primer día, escrito para reivindicar la libertad.‘Viaje alrededor de mi habitación’ es la bitácora autobiográfica y filosófica de un peregrino atrapado en su propia recámara.
Es la aventura y el recorrido de interiores de un cautivo sentenciado a cumplir pena entre las cuatro paredes de sus aposentos. De un preso a domicilio que vive el tormento del encierro junto a sus preciados bienes, a su perro y a su fiel criado. De un hombre al que solo le quedaba el derecho a imaginar, como bastión para su supervivencia y como soporte para eludir la locura.La privación de la libertad es el castigo más cruel que el ser humano ha podido concebir, para vengarse de otros iguales.
Un recurso con el que los poderosos de la política y del dinero amedrentan a los libres pensadores, informadores e intelectuales, que sólo saben defenderse de los intolerantes con el pensamiento. La muerte resulta receta liberadora siempre y más, cuando la vida se deshace, se pudre, se agota entre los muros de cualquier prisión. Los penados todos quedan suspendidos en el tiempo, colgados de la nada.
‘Viaje alrededor de mi habitación’ es la prueba documentada de un acto de resistencia, de vitalidad, de lucidez, de carácter, de dominio, de autocontrol, de que sí es posible separar el cuerpo del alma. De que Platón nunca estuvo equivocado de que las ideas efectivamente nos hacen inmortales. De que el hombre es a la vez “alma y bestia”. La novela no se estanca en la materia.
Trasciende porque cumple su papel, pese a todo se escribió sin ataduras. Se fraguó sin otros límites que los físicos, esos que para la mente no son barreras, por el contrario son universos inexplorados.Temas tan sensuales como la “democracia del diablo” y el laberinto de los espejos, quedan para que vosotros los desnudéis a fondo en esta obra de Editorial Funambulista, primorosamente presentada en 170 páginas. Claro está, para ello habréis de ser libres de espíritu, aunque condenados estén vuestros organismos.
“Sea como fuere, mientras yo me entregaba a esas reflexiones, mis ojos acabaron por cerrarse, y me dormí profundamente, pero, al cerrar los ojos, la imagen de los personajes en los que había pensado permaneció pintada en ese lienzo fino que se llama memoria, y esas imágenes se mezclaron en mi cerebro con la idea de la evocación de los muertos, y pronto vi llegar en fila a Hipócrates, Platón, Pericles, Aspasia y el doctor Cigna con su peluca”. Pág. 106.
BIOGRAFÍAXAVIER DE MAISTRE (Chambéry, 8 de noviembre de 1763 - San Petersburgo, 12 de junio de 1852). Militar y escritor saboyano en lengua francesa. Nacido en una familia aristócrata es hermano del famoso filósofo contrarrevolucionario Joseph de Maistre. Tras la integración de Saboya en Francia, se exilió y, terminó instalándose en Rusia. Recibió la protección de Alexander Suvorov, pero cuando cayó en desgracia sobrevivió gracias a su habilidad con la pintura de paisaje.En 1811 escribió ‘Le Lépreux de la cité d'Aoste’, pequeña obra de 30 páginas, de gran sencillez estilística, donde expone un diálogo entre un leproso y un soldado.Posteriormente escribió dos novelas más: ‘La Jeune Sibérienne’ y ‘Les Prisonniers du Caucase’ (ambas de 1825).Su situación cambió con la llegada a San Petersburgo de su hermano, enviado extraordinario del rey de Cerdeña. Xavier fue nombrado director de la biblioteca del Museo del Almirantazgo en 1805. Después, sirvió en el ejército ruso y murió en San Petersburgo.
