DE AQUI EN ADELANTE DEDICATE A LEER

DE AQUI EN ADELANTE DEDICATE A LEER
MIENTRAS ESCRIBIMOS PARA TI

ESTE LUGAR ES UNA ESTANCIA DEDICADA A LA SOLEDAD Y AL PENSAMIENTO

ESTE LUGAR ES UNA ESTANCIA DEDICADA A LA SOLEDAD Y AL PENSAMIENTO
PARA VER LA VERDADERA LUZ, HAY QUE MORIR PRIMERO.

NO LE DES MÁS VUELTAS ESTE BLOG ES UN:

NO LE DES MÁS VUELTAS ESTE BLOG  ES UN:
Y TODO LO QUE CONSTA ES LEGIBLE TENDRÀS QUE USAR LOS SEIS SENTIDOS.

LA LECTURA ES UN PLACER. DISFRUTALO, TIENE QUE SER A SOLAS.

LA LECTURA ES UN PLACER. DISFRUTALO, TIENE QUE SER A SOLAS.
ES "LA VITRINA DE LOS LIBROS Y AUTORES"

miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA MATRIZ Y LA SOMBRA Y EL PERDON DE LOS PECADOS: LIBROS DE SANGRE, SUDOR Y PIEL.




RESEÑA ENSAYISTICA PUBLICADA EN DIARIO LA HORA 2005.


La matriz y la sombra y El perdón de los pecados: Libros para leerse con: sangre, piel y lágrimas.

De nuestro aprendizaje solitario y permanente. Del hurgar por las estanterías y del talante con el que el alma se encuentre en los momentos de escoger los libros, hoy os presento dos, que sin demora recomiendo leer. De Editorial Acantilado, Narrativa, una pareja de autores españoles: Ella, Ana Prieto Nadal, nacida en Barcelona 1976, y él, Antonio Fontana, nacido en Málaga 1964. Los dos, autores poco conocidos en el medio, poseedores de gran estilo, profundidad, contenido y diferencias. Literatura contemporánea, fresca. Hallazgos gratos, que confirman que los libros vienen a nosotros, cuando más necesitamos de sus consuelos. Que nuestra única tarea es ir a buscarlos.

Y así, llegaron los de la portada a nuestras manos: El perdón de los pecados, de Antonio Fontana 154 páginas que recorrimos meses atrás. Razones de los libros hacían que hasta ahora no las presentemos, hasta que hemos leído: La matriz y la sombra, de Ana Prieto Nadal, 117 páginas de la joven escritora catalana que no se sale del curso trazado por otros escritores magníficos de esa tierra, como: Manuel Vicent; Carlos Ruiz Zafón, o Juan Antonio Masoliver Ródenas, que en el orden, no se entienda preferencias. De todos los citados, esta Vitrina de los libros´, os ha presentado material.

Par de libros y autores y textos cargados de pasado. Letras sumidas en angustias instaladas por la ausencia de los seres queridos, por las distancias insalvables, por los destierros autoprovocados y las evocaciones martillantes de la conciencia y el deseo, que son incontrolables.

El Perdón de los Pecados, o el dolor de mirar atrás. De regresar por aquello que dejamos pendiente y sólo constatar que ya no somos necesarios. Que tuvimos la ocasión de ser útiles, solidarios, afectuosos y tolerantes y la desperdiciamos. Apretones en el pecho, remordimientos y recuerdos tormentosos. Literatura triste. Humana. Doliente. El día a día de los seres inválidos que nacen en todas partes. La incertidumbre de su futuro. La fuga, de los que no los aceptan. La realidad familiar. El abandono y sus justificaciones. La cobardía del retorno, a resultado trágico, pero conocido, cuando se ha marchado la vida de los que dijimos amar. Cuando nada hay que sacrificar. Un libro espejo. Para todos. Nadie leyéndolo se sentirá libre de algún tormento de conciencia. Esta obra finalista del Premio de Novela Café Gijón 2003, está distante de la ficción. Es la vida misma reflejada en pocas palabras: Pecado, destino, miedo, arrepentimiento, ingratitud, engaño, exilio, pasado y presente, Dios. ¿ Cual de ellas, no le ha calado la piel más de una vez lector?

Algo tan simple como un beso convirtió una mañana cualquiera en la última, aunque yo no lo comprendería hasta después, cuando esa mañana se transformó en tarde, y la tarde en noche, y aquel día dio paso a uno nuevo, y a otro, y a otro, y yo comencé a echar de menos a mi padre y a preguntar extrañada: ¿Donde está papá? ¿Es que no va a volver?

Tres palabras camino de su destartalada camioneta de mudanzas; camino del olvido. Papá me levantaba por el aire, clava en mis ojos sus ojos de sombras, me besa y las pronuncia: Cuida de Tecla. Y el tiempo se detiene, congela esa imagen y la fija en mi memoria, y el rostro evoco cada vez que pienso en él, es su rostro joven de aquella última mañana. Porque no se quedó a mi lado lo suficiente para que descubriera sus arrugas, sus defectos, sus achaques; no se quedó lo suficiente para que asistiera a su vejez, tal vez a su muerte. Pág. 30.

Y de separaciones, de citas inconclusas, de amores interrumpidos. De deseos totales. De apetencias femeninas incontenibles. De ardores insatisfechos por la ausencia del complementario idóneo. De los sentidos y los sentimientos trabajando en alerta máxima. Dice y mucho y estupendamente, Ana Prieto Nadal en La matriz y la sombra. Un viaje al centro de ellas. Al sitio por el que se dan y reciben. Por el que generan y extinguen. Literatura de carnales letras, expuestas en un hilo narrativo epidérmico, testimonial, cercano, lleno de olores, quejidos y requiebros húmedos. Confesiones inmensas desde la soledad hiriente que provoca una ciudad implacable como París. Desde las entrañas anhelantes de una hembra instalada en el falo enorme que representa la Torre Eiffel. Desde la humedad eterna de una enamorada impenitente, que se mira y se presiente en las aguas del Sena y del Támesis. Que son, su pasado y presente. Ríos, que evocan los efluvios de sus dos amantes. El amor y el sexo hablan por los símbolos. La propuesta de Ana Prieto Nadal es de entrega total en ausencia. De orgasmos y espasmos que brotan de la memoria y se recrean en sus manos, en sus dedos. En la espera infinita. En el sacrificio, en una especie de penitencia lubrica. Un libro de géneros: novela, poesía y ensayo. Una propuesta personal de ella, un acto de amor, de entrega.

Esa ramera que tengo por conciencia, que quien sabe no me habrás metido tú ahí dentro para atormentarme, con tu magia negra recién estrenada para mí, no sea tu lengua descomunal la que pérfidamente me susurra insondables hermetismos, la misma lengua poderosa y bellísima con que me lavabas la cara cada vez que yo te lo pedía, una lengua olorosa a ron y a ternura, una sábana rosada de saliva que pasabas pegadísima a mi rostro congestionado de placer, rostro espeluznado e inmóvil, hechizado por ese raro fenómeno de la humedad. No, claro, la de la conciencia es una lengua metafórica por desgracia, cruenta y despiadada, una lengua que hay que abozalar y pervertir, que hay que arrestar al orden del persuasivo alcohol y sus coetáneos. Entonces es preciso llorar con toda la cara y todo el pecho y con el sexo hecho un ovillo, llorar con las manos crispadas y las rodillas suplicantes, con el pelo y las nalgas y la sede umbilical descompuesta y los nervios a flor de piel y las medias bajadas Pág. 48.

Ahí quedan, para vuestro deleite dos libros escritos en tintas de sangre, piel y lágrimas. Que os sean lo suficientemente estimulantes para que os produzcan cambios y tengan sentido.

DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J