"MIO SOLO EL PIANO" Y "CIEN CEPILLADAS ANTES DE DORMIR", LIBROS DE MUJERES PARA TODOS LOS ADULTOS.

RESEÑA ENSAYISTICA PUBLICADA DIARIO LA HORA 2002

Libros suscritos por mujeres. Dos. Vienen con nosotros esta semana. Una pareja de obras y autoras distantes en el tiempo y en el espacio. Reunidas por las letras. Las suyas propias y estas, que ahora mismo frente a ustedes se descubren. Las hemos juntado para comentar de sus primeras andaduras en la literatura expuesta y masiva a : Coca Ponce Quiteña y contemporánea del que suscribe, 1954, que ha roto el celofán y ha puesto a ojos vista su primer libro de cuentos, dieciocho en: Mío, solo el piano y, a Melisa P. .(Paranello) nacida en Acicastello, sicilia, Italia, quien por primera ocasión ha escrito una novela fogosa por dentro y por fuera. Cien cepilladas antes de dormir”. La casi adolescente creadora, el 3 de diciembre de 2004 cumplirá, diecinueve años.

El Grupo Editorial Planeta, ha levantado el telón que nos permite apreciar los trazados, estilos y contenidos de dos escritoras, de generaciones distintas, que al alimón llegan a las librerías del país. El sello Seix Barral, en un tomo de ciento ochenta y un paginas avala a Coca Ponce y Emece Editores, las 190 paginas de Melisa P.

Hemos recorrido las fibras de estos dos libros y penetrado en cada una de sus líneas. Material para adultos. Por fondo y forma. Para personas, cuyo recorrido vital ya deje improntas en la piel y en el alma. Asuntos de mayores, en los que a veces, se anticipan los chicos. Condumios agridulces de dos damas que nos participan de sus soledades. De sus ausencias. Carencias. Separaciones. Arquitectura literaria en columnas de transgresiones y pasiones. De fracasos y desvelos. De renuncias y acercamientos. De sentires de mujeres, que los hombres no sabemos, ni entendemos. De quereres y querencias de mujeres, que a los hombres nos aturden. Nos consumen. Nos ahogan y nos vuelcan hacia ellas.

Coca Ponce, escribiendo y denunciando rutinas, o sea repeticiones insípidas en la convivencia. En el amor y el sexo. En la vida de pareja. En las amistades, que no lo son. En la hipocresía de una sociedad de disfrazados y por ende disfrazada. En la que los payasos no causan risa, sino males. La sociedad pacata de los apellidos y de los compromisos fatuos. De los entierros pomposos hasta por la muerte del gato. La repartición de las herencias de tránsfugas notarios y las miradas lascivas entre cuñados o compadres. Divorcios a diestra y siniestra. Partidas y defunciones. Moteles instalados a distancias eternas, según las urgencias. Rituales inolvidables y comedias amorosas. Recorridos de amantes desaprovechadas, que no van por el amor, sino por el dinero del amado. Hombres y mujeres migrando el amor. Infidelidades nunca casuales. Tedios. Comunicaciones partidas. Amores fugaces Cuerpos distantes trocados por pieles más tersas y noches completas.

"Mi marido había decidido continuar su vida con una rubia, diplomada y con pasaporte de la comunidad europea. La noticia me cayó como un balde de agua fría. Más que nada por eso de que el agua fría quita hasta los malos pensamientos. Tenemos que aceptar que en estos países de migrantes no hay nada más tentador que un pasaporte europeo, y por que no decirlo una rubia. Yo estaba cansada de nueve años de matrimonio, así que puse muy poca resistencia al abandono." Pág. 63.


Costumbres fatales. Parejas construidas en ilusiones que nacieron quebradas. El tiempo haciendo uso de la palabra. Sabores, olores y dramas que viven mujeres y hombres concentrados en una ciudad todavía pequeña, en la que cuentan e influyen criterios oscuros, de aquellos que inventan los dogmáticos para mantener su dominio sobre la comunidad creyente. Uno de esos temas convertido en pecado. El control de la natalidad. Marcado como delito religioso. La sana practica condenada por una iglesia indolente que rompe lanzas bajo la amenaza de que en la vida eterna recibirán castigo aquellas madres que eviten tener hijos por tenerlos. Las que eviten embarazos no deseados han perdido lugar en el cielo, por renunciar a parir todos los críos que la vida encargue. Increíble. La inquisición en boga en el siglo XXI. Terrible crimen contra la humanidad. Ese si. Si como lo leen. Ese si es Pecado. Traer hijos al mundo a descubierto, al hambre, a la tortura de la ignorancia, a la ignominia de la falta de salud, educación y buen trato, eso si que es pecado natural. No es como dicen ellos, los fanáticos, usar condón. Pecado, no es, tomar la píldora, o usar la T de cobre. Pecado no es. Eyacular fuera. Pecado tampoco es y aborto tampoco es, el recurrir a la píldora del día después. La falta de información provocada con la intención de sustentar dogmas inhumanos ha de ser denunciada. El sexo no es pecado. El pecado es invención humana. Es si, grave pecado social, el traer hijos al mundo sin conciencia de hacerlo. No se han de encargar al desamparo. Se han de procrear hijos por amor. La educación sexual no ha de tener cortapisas religiosos. Ha de ser transparente. Como el sexo mismo. El sexo es una responsabilidad que ha de asumirse desde el conocimiento. Es natural como respirar, el sentir deseos. Es placer solamente humano el deleite en compañía o en solitario y a conciencia. Los seres que no son humanos no los tienen. El Gran Arquitecto, Creador de todo instalo el sexo para disfrute de su especie preferida. Y la más ingrata. Es arcaico, es engañoso, es antinatural, es mentiroso el acto, el dogma, la fe, lo que sea, que tache al sexo como pecado.

Todos los detalles. Todos los recuentos. De su particular existencia. De sus poquitos años y de todas sus pasiones describe Melissa P. en “Cien cepilladas antes de dormir”. Rutinas con hombres y mujeres. Pasiones talladas con las manos. Fantasías surrealistas, parejas y pianos cantando orgasmos. Clítoris exclamantes, y llorosos. Arrepentimientos tardíos. Amores y deleites. Profanos, vírgenes e iniciados en el sexo por el sexo humedeciendo bragas y mentes. Una opción personal. Un escape. Un riesgo de dos. Obligaciones y derechos mutuos. La vida al límite. Exponiendo cada quien en cada encuentro. Minutos contados. Angustias totales.

"Nunca pensé seriamente en una relación parecida con una mujer. Pero Letizia tiene un rostro angelical y labios carnosos. Debajo del vientre vi una dulce isleta en la que poder echar anclas, fresca e irregular, olorosa y sensual. Y los senos, como dos dulces colinas en cuya cima hay dos círculos rosados y grandes."

-¿Y vos?-me preguntó-, ¿tenés una foto para mandarme?
-Si –le dije-, espera-Elegí una cualquiera que encontré en la memoria de mi computadora. Pág. 92."

Viajes oníricos de pubis a pubis. Manjares de la piel que resuman. Turbulentos recorridos y pesadillas de entre sabanas. Revolcones en coches, parqueaderos y jardines. Heridas curadas con saliva. Locas necesidades de amor mutuas. Estabilidad sometida a prueba. Recovecos epidérmicos iluminados. Efluvios que ahogan y Aromatizados besos. Cadencias y ardencias. Miedos. Gritos que son llamados. Caminos sensuales. Espadas que rasgan los íntimos surcos. Cabalgatas con rumbo al éxtasis. Libro cargado de vida. Sudoroso. Jadeante. Tierno. Triste. Franco. Y poco interesado en el que dirán. Vale la pena sentirlo.

“Mirá…cada uno elige su propia vida, lo que dijiste de vos mismo hace un minuto. A veces incluso los caminos equivocados pueden ser los justos, y viceversa. Lo importante es se coherentes con nosotros mismos y con nuestros sueños.
¿-Por qué no te travestís para mi?
¿Y ahora por qué me pedís eso?
Un poco molesta dije en voz baja:
-Porque es lindo ver dos identidades distintas en un mismo cuerpo: hombre mujer en la misma piel. Otro secreto: la cosa me excita. Y mucho. Y además, discúlpame, es algo que nos gusta a los dos, nadie nos esta obligando a hacerlo.
Un placer nunca puede ser un error, ¿no? Págs. 77 y78

Mío solo el Piano y Cien Cepilladas antes de dormir” por sobre su genero, son bitácoras, bien hechas. Contagiosos susurros al oído en blanco y negro. Particularidades expuestas con mayor o menor recato. Señales que buscan amor y dan amor. Soledades buriladas desde el alma. Palabras que intentan sintonías. Como las suyas. Como las mías. “No eliges tu sino tus entrañas. ¿ Sera..?

DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J