'Soñando con Palestina' LETRAS CON MENSAJE DE DOLOR . UN RECLAME POR LA PAZ.
BASTA A LA INMORALIDAD DE LA GUERRA. CUALQUIERA SEA LA HIPOCRITA RAZON QUE LA CONVOCA. DETRAS DE TODAS ESTAN LAS INDUSTRIAS QUE VENDEN ARMAS. LAS QUE SE ALIMENTAN DE LA SANGRE DE LOS QUE MUEREN EN LAS CONFLAGRACIONES QUE PROVOCAN URBI ET ORBI.
Dr. Oswaldo Paz y Miño J
El escribir contra de los dogmas y en contra de la guerra, es transitar en un campo minado. El caminar se vuelve peligroso. A la vuelta de la esquina, acechan las alimañas. Sedientas de venganza y es que se les toca la piel. Se tocan sus perversos intereses. Si estos malvados traficantes de la muerte, se erizan y mueven sus pegajosos tentáculos por todas partes. Están incrustados en todos los sistemas. Están presentes en todos los gobiernos. Sus reflujos asesinos contaminan. Tienen poder expansivo: ofrecen dinero a troche y moche y muchos llegan a ellos como las moscas a la mierda. Si, tantos se aferran sus apestosas patas, velludas y excrementosas, para negociar con la muerte. Estos agentes de la parca, del miedo, de la destrucción están especializados en provocar conflictos internos acentuando las diferencias sociales entre los que más tienen y los que no tienen nada, para venderle armas a los estados, a los gobiernos que se tiran en ellas millones y millones de dólares, para prevenir reacciones populares, para reprimir, para acosar, para sostener la injusticia.
Las transnacionales de la muerte, aupan y patrocinan las contradicciones sociales y, hacen mucho más, reviven conflictos fronterizos, siembran la desconfianza entre los estados y entre los pueblos. Sostienen artificialmente a gobernantes torpes, alentándolos a cometer la guerra, manipulando los nacionalismos, y enervando patriotismos patrioteros, de unos pueblos en contra de otros pueblos hermanos. Sí, los guerreristas encuentran caldo de cultivo en los pueblos de similares costumbres, de raíces comunes, de historias y caminos compartidos. Son propicios para sus andanzas sangrientas generalmente los países pobres, subdesarrollados. Esta semana, leemos juntos un libro hiriente.
Un libro que trata de la guerra. Si de una guerra terrible. De una confrontación insostenible, por la que los poderosos del mundo, poco o nada han hecho, más allá de pomposos discursos, declaraciones sin convicción y gestos diplomáticos hipócritas. Nada sustancial han hecho aquellos que tienen en sus manos el control del planeta por acabar con un enfrentamiento absurdo e injusto y también fratricida.
Los Estados más pudientes del planeta se han conformado con reuniones de alto nivel. Gestos para las fotos. Fotos para los gestos. Banquetes, cenas y flores. Puro protocolo inútil, como el de sacar de paseo a los genocidas o el de convertir en taxis de influyentes a los helicópteros del Estado, cuyo combustible paga el pueblo. Horas gastadas en nada. Poca eficacia en la gestión. La sangre no para. Las bombas van y vienen. Se disparan desde los tanques del un bando y se explotan desde los cuerpos de los del otro bando.
"-Llegan muertos todos los días, Ramy, muertos y más muertos, son tantos, tantos, y después ves a sus familiares que lloran y gritan, y la sangre, y Ramy, la sangre ya no se va del camión". Pág. 74
"SOÑANDO CON PALESTINA", es la pesadilla de una escritora juvenil italiana, de padres egipcios. Randa Ghazy, que se atreve a escribirle cara a cara a todos, sobre un drama de sangriento y triste. La autora de apenas 15 años, se ha puesto frente al mundo, para decir lo que sus mayores no se atreven. Para expresar su angustia por la guerra, por la que se sucede en Palestina o por cualquier otra. Todas tienen el mismo continente y contendido: muerte, dolor, odio, sangre.
"Que esos países, los países europeos, critican nuestra Intifada, pero en cambio no nos prestan la más mínina ayuda. Si la guerra es el sistema equivocado, ¿por qué no hacen algo? La verdad es que la guerra es el sistema equivocado cuando solo les viene bien a ellos, esa es la verdad...Ibrahim. .¿ tú no hablas?
Una ficción narrativa, dice ella, pero una realidad doliente que el mundo ahora contempla con estúpida y cómplice paciencia y tolerancia deshumanizada. Hay que parar la masacre, de lado y lado. Han de romperse los mitos y las conductas de doble moral. Las religiones deben dejar de escudos o patente para la muerte de unos y otros. Hace falta voluntad de paz. No en los pueblos, sí en los líderes, si es que en realidad lo son. Los pueblos son los que ponen los muertos. Los que ven rotas sus familias. Los pueblos, son la carne de cañón, el instrumento de los gobiernos y de las religiones.
Tantos y tantos millones han muerto en su nombre, que los Dioses, ya deben estar hartos con tanto cadáver. La sangre de los fieles debe estar por ahogar a los Dioses. Qué error. Qué barbarie. ¿Quién da las órdenes y quién las acepta?
"Siempre me he preguntado, de verdad, que piensas cuando estás tan distante"Ibrahim se despertó de sus pensamientos, apenas sonrió y respondió "En tantas cosas pienso en tantas cosas pienso que nuestra Intimada ya dura un año pero lo único que hemos conseguido ha sido un número terrible de muertos Pienso en el 30 de septiembre del año pasado, cuando aquel niño, Mohamed Andorra fue asesinado. Y cuando entrevistaron al soldado que mató al muchacho dijo que había dejado con vida al padre para hacerle sufrir, dijo, he matado al hijo y he dejado con vida al padre para hacerle sufrir, tal cual, el hecho de que aquel soldado dijera algo así parece que solo me estremece a mí, al resto del mundo le da igual, la opinión de la gente es que esa es sólo una más de tantas víctimas inocentes, tal cual, y entonces pienso, ¿aún cuenta la opinión pública? Pág. 176.
El terror está en los dos bandos avalado por los fanáticos. Los que quisieron la paz están muertos. Es que no los recordamos. No es una lucha por tierra, ni por Dioses solamente. Eso a los dueños de las armas, a los fabricantes de ellas, no les interesa, les interesa solo la lucha, para fabricar más y ganar dinero y tomarse el mundo. Ellos sí el mundo material, todo. Los medios de producción y los de comunicación. Todo. Quieren el planeta y sus naciones a sus pies. No hay guerra buena. Todas son malas. Esa es la premisa, sin embargo es difícil la paz sin justicia. El sojuzgar prevalidos del poder militar, del dinero, de la influencia política, es arma de doble filo. Los hombres y los pueblos individual y colectivamente han de tener oxígeno, espacio vital. Libertad.
Los muros, tarde o temprano caen, sean estos de cemento, de acero o de dinero. Caen, como cayó el de Berlín. Los muros sostienen muchas veces injusticias, pretenden ocultar verdades que son inocultables. Cuando los muros constriñen la libertad, esta queda sometida en los dos lados. En las dos caras del muro hay seres desconfiados, agazapados, resentidos. En los muros quedan atrapados los que se suponen fuertes para sostenerlo y los débiles para derribarlo. La trampa es común, para vigilantes y vigilados. Las paredes gigantes no solucionan los problemas, los agrandan. Son más obstáculos para la paz. -Nedal, sé que llevas parte de razón. No dudan en hacernos lo que les hicieron, y no tiene piedad de un pueblo que gracias a ellos ha olvidado que es la paz, pero sabes mejor que yo que tienen todas las posibilidades de ganar. ¿Como podemos esperar, aunque solo sea al final, si es que hay un final, que seamos nosotros los vencedores? ¿No es mejor intentar evitar más muertos, más destrucción, y volver a probar e diálogo? Pág. 83
La industria sin escrúpulos, es la guerra. Ella atenta contra la especie humana. Los que la hacen planifican las muertes por grupos, de a poco. Ellos son los podadores de la humanidad. Ese es su sucio negocio. Por ello boicotean la paz y los acercamientos entre pueblos. Ellos desalientan el amor. Provocan a los hombres a matarse en cuotas, en ciclos, en épocas. En territorios ajenos, lejanos de sus hogares y propiedades. Recorrer por las ciento noventa y siete páginas de "SOÑANDO CON PALESTINA" de Randa Ghazy, publicación que tiene el sello LA GALERA, es una experiencia de taquicardia. De sudores y de miedos. Es tomar la mano de la joven escribiente y apretarla y sentir su causa de paz. Es el libro al final, un mensaje de amor, un testigo a recoger. Un acto de persuasión para que el mundo reaccione. No se quede impávido. Léalo.
