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LA LECTURA ES UN PLACER. DISFRUTALO, TIENE QUE SER A SOLAS.

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ES "LA VITRINA DE LOS LIBROS Y AUTORES"

sábado, 12 de julio de 2008

LITERATURA EROTICA- LA FELICIDAD. EL LIBRO QUE LLEVA TU NOMBRE, ESE QUE NO PUEDO REPETIR, ¿ Y TU ...? DIRIAS EL MIO...

Semana del 21 al 27 de septiembre del 2002
LA FELICIDAD
Comentario: OSWALDO PAZ Y MIÑO J



Si de provocar lecturas se trata. Esta "VITRINA DE LOS LIBROS", no ha de ser pacata, ni disimulada. En ningún caso y a ningún cuento. Que esta semana, vamos de sexo. Si de Literatura Erótica. O sea literatura natural. La que tenemos impregnada en la piel. Esa vertiente de las letras, que ha escrito la historia de la humanidad, en los más diversos lechos. Páginas que han convulsionado al mundo. Encuentros epidérmicos, que han organizado y desarticulado Estados, y estados de ánimo. Folios de calor humano en los que se han consumido también aquellos llamados poderosos e importantes, que se creyeron invulnerables a su tiempo. Las brazas del instinto no distinguen a pobres de ricos. Cuecen igual. A todas las pieles. A todos los colores. A todos los seres. Libro de Editorial Amat, del autor Denis Robert. Titulado Felicidad.
Un volumen ardiente escrito en las tintas espesas de los efluvios y espasmos de una pareja, hombre y mujer, que pueden ser cualquiera, que entrelazan sus vidas, como juntan sus entrepiernas, al ritmo simple y sencillo que marca el deseo, que surge de pronto. Del misterioso destino. De la causalidad que los puso en el mismo lugar y a la misma hora. Con similares apetencias y con las mismas claves.
"Tomamos una copa en una terraza. Ella estaba frente a mí, silenciosa y sonriente. Hacía frío, llevaba una falda corta. Había más gente en la mesa. Cruzó las piernas de modo que pude vislumbrar el triángulo blanco de sus bragas. Ella se dio cuenta. Lo supe en cuanto bajo los ojos e hizo ascender todavía más la falda sobre su piel". Pág. 9.
Un libro rompecódigos, de esos que tanto preocupan y preocuparon a ciertos dos caras, forjadores de santos. Si, de santos de última hora. Del nuevo siglo y de los pretéritos. Santos, de esos, confeccionados para altares de oro. Hombres ricos, que se alimentaron de lujos. Que durmieron en sedas. Convertidos en santos de acomodo, de moda, por obra y gracia de las clases poderosas. Santos de la época, a los que apestaron los pobres. Que marcaron las diferencias, que los segregaron, por pobres, y que los esquilmaron en nombre de Dios y de la vida eterna. Santos o personajes poco claros, convertidos en becerros de oro, que más se interesaron por destruir, por maldecir, por pecaminizar, por sostener la ignorancia. Por aprovecharse de las sensaciones naturales. De los requerimientos obvios de los cuerpos, para inventar una doctrina, un rito y una forma de explotación. Santos que ignoraron la tarea de aliviar el hambre y la pobreza de los desvalidos, y la tristeza y el desarraigo de los peregrinos.
Los seres humanos, somos los símbolos en arco iris del erotismo. Todos de todas las razas y colores lo portamos como muestra de identificación. Marca, que nos vino de Dios y que algunos en su nombre han querido ocultar y para ello se nos han detenido en acciones tales como las de: denostar, herir, matar, castrar, prohibir, impedir, juzgar, quemar, violar, para tarde o temprano por las buenas o por las malas también practicar.
"La Felicidad" es un libro sugerente. Que apuesta por el atrevimiento. Que despliega lubricidad. Un repaso, un diario, una bitácora de amantes que transmite a las neuronas, opciones, alternancias a las rutinas, y despertares a los durmientes del libido. La literatura erótica, cumpliendo al detalle su misión sensorial. Decir de la pasión, del sexo, de los vericuetos, al lector, en presente.
Un "recorderis" de que la sexualidad es limitada en su práctica plena. Que el tiempo, la edad y la distancia pesan. Que la vida no está garantizada. Que a lo mejor, en cualquier momento se nos queda pendiente una cita que teníamos con un cuerpo que esperábamos poseer y que aspirábamos a que nos posea. "Mi cuerpo es como me gustaría que fuese. Aunque el pecho un poco más grande tampoco habría estado mal. Mi cuerpo envejecerá. Me siento contenta de vivir lo que vivo. Más adelante, ya no podré. No sé qué es el amor. El que me muestran todos los días no me conviene. Esa dependencia egoísta y tranquilizadora.Más adelante, tendré estos recuerdos. Me haré follar pensando en estos momentos. Me bastará con pensar de nuevo en la escena de la boite para estar completamente mojada. Más adelante, sé que ya no estarás ahí. Pág. 94.
Doscientas cincuentas páginas de Besos y arritmias. Para pensar que quizá nos estamos perdiendo del sexo y del placer fuera de horario y fuera de lugar. Que nos están llamando las caricias prohibidas, esas que nos merecemos dar y recibir. Esas que por su sino, se recuerdan y siempre están, como el carbón en el bracero. Todos aquellos aderezos del alma, de la vida misma. Besos de colores. Besos de partidas y encuentros. Caricias sin nombre. Dedos como puñales. Carne. Piel. Manos que resbalan. Cinturas trémulas. Pelvis tersas. Pubis Áridos. Cavidades totales. Suma de efluvios. Compases articulados, armonías. Unas veces. Anarquías aladas y a horcajadas. Parejas. Bragas. Desnudos. Desarmonías y otras sandeces mutuamente aceptadas. Tomas y acosos y derribos planificados. Penetración. Falo y Coño. Gritos: Me has copado. Colinas y Playas. Tus senos y tus nalgas me marcan las horas. Sin sonidos. Tu sinuosidad perversa me consume. Estás y estoy. En ti. Sobre mí .Tú. Seducción. Miradas elocuentes. Ojos en blanco, sonrisas con gestos duales, placer y dolor. Sudores, olores. Magia. Vida. Sí entre los dos. Hay ganas. Nos deseamos y hasta quizá nos amamos. Literatura Erótica. Evocadora. Que se acomoda con un buen vino sobre la propia boca o sobre la piel de ella, o de la piel que más nos guste. Sonido de guitarras, silencios y, pausas mientras ríos de sangre y oxígeno nos hacen sentir tanto, que el gozo se convierte en dolor. Ausencias. Paciencias. Hay que dejarse llevar. Porque no sé que pase, si me doy cuenta que ya no estás. Y no te he podido reinventar. Literatura erótica para todos los tiempos: Eras, eres. Tu cuerpo, ha sido todo el abecedario. Braile. No podía yo en él construir, ni sílabas, menos palabras. Todas las letras se me iban en los dedos. Pero leía, hasta la última de tus curvas. Tus engañosos gemidos me alentaban, los puntos y las comas. Y los suspensivos, venían tras los te quiero. Te conocía. Te amaba y te perdía. Al momento de marcar los acentos. Eras más mía y más me huías. Yo solo te poseía. Tú solo me contenías. Y al ritmo de las mareas, que surgían de tus caderas, buscábamos el aire. Una vez tú, una vez yo. Desnudándonos la vida.
"Le he dicho que amar a alguien no es solamente hacer el amor muy bien con esa persona y sentir placer. Cuando me marcho, llora por primera vez." Pág. 147.
Que si lector. Hoy aquí, en la "VITRINA DE LOS LIBROS", este domingo retornamos al cuerpo. Al hombre, a la mujer, a su esencia. A decir de esta cultura de pareja sin ataduras. No solo de pan vive el hombre. También cuenta el alimento sensorial, mientras nos duré, ella, la vida que está suspendida en el tiempo. Que se nos congela algún día, a mitad del camino, en trance hacia el desnudo, como la chica de la bella fotografía que ahora usted mira y que es portada de "La Felicidad". Tarde o temprano seremos solo eso recuerdos, en la mente de alguien.
En la pupila de alguien, que ya no nos mirará jamás. En el espacio que nos compartía. Su buhardilla. Su melancolía. Quizá por todo lo dicho y lo hecho, nadie nos haya querido de veras. Quizá eso es lo que merecíamos. Quizá.

La Hora 2002 - Quito - Ecuador