Semana del 21 al 27 de septiembre del 2002
Las mujeres que hay en mí- un libro de interiores
Comentario: DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J
Lo sucedido el jueves 11 de marzo en Madrid nos mantiene con el alma en vilo. Sensibles. Dolidos. Heridos. Estamos ofuscados. La masacre nos sostiene aturdidos. No se puede creer tanta maldad planificada y menos que unos cuantos fanáticos, enemigos de la especie lo celebren y utilicen esta propaganda para expresar sus odios al viento.
Lo decíamos hace apenas ocho días. El creador a de sentir vergüenza ajena, cuando inhumanos, desalmados, bestias criminales arremeten contra personas inocentes: hombres, mujeres y niños, que amanecieron, para morir en las trampas que les habían tendido esos cobardes que no ponen la cara al momento de combatir.
¡Quienes dicen defender ideas, pueblos y religiones matando a inocentes desarmados mienten! Han matado a doscientos, han herido a miles que habían salido al día a día, a enfrentar la vida y se encontraron con una muerte traicionera, desleal, inaudita, con bombas que los quebraban, que los consumían, en los trenes del espanto. En las estaciones del horror.El dolor de los heridos, el sacrificio sin razón de los muertos, las familias desechas, nos agobian, nos duelen. Nuestra solidaridad permanente, a la distancia. Estamos con ellos, de luto, los sentimos. No aceptamos, ni creemos, en invocaciones reivindicatorias de tal o cual filosofía, pensamiento o religión, o causa, para matar, por matar, para teñir los parques, las plazas los edificios o los andenes de sangre inocente, vengan de donde estas vinieren. Son tan solo asesinos encubiertos.
Teníamos que empezar por el principio. Nos producen asco todos estos prepotentes que así matan o hacen daño y arrinconan al prójimo, a los pueblos, a la libertad al pensamiento, al derecho a disentir. Usted lector amigo lo entenderá. José Saramago, en una de sus mágicas tertulias dice, palabras más, palabras menos, sobre que los hombres a las mujeres, ante las mujeres aparecemos transparentes, desnudos, desprotegidos, absolutamente predecibles, e interpretables, la mirada nos denuncia, nos pone en evidencia, nos delata, y que ellas, las féminas, a nosotros siempre nos resultan, misteriosas, cautivantes, indescifrables.
Estamos con el pensamiento del maestro portugués. Sí totalmente de acuerdo. Ellas, tienen talentos, intuiciones, sentimientos y sentidos que la naturaleza no empaco para los hombres. Las diferencias nos unen, nos complementan, nos atraen.
María de la Pau Janer. Escritora mallorquina 1966, nos presenta una novela cargada de sensualidad, de misterios, de amores inconclusos, de pasiones platónicas, de orgasmos compartidos en los umbrales, de misma vieja casa cercana al mar y al cielo. En la que se gestaron la vida y la muerte de los fantasmas que la habitan."LAS MUJERES QUE HAY EN MÍ" es la historia de tres mujeres, unidas por la sangre, por el amor y por el mal fario. Tres destinos. Vivencias comunes, gemidos compartidos, pese a las diferencias de tiempo y edad. Vidas escritas en páginas diferentes, pero con la misma tinta, esa que viene en los genes, en la epidermis, en la mente, que nos muestra las marcas del pasado, en los actos del presente.
Un volumen que resuma interrogantes, sobre vidas anteriores. "Los fantasmas de mis madres estuvieron conmigo durante una infancia larga y una adolescencia casi eterna, hasta que un día desaparecieron y no volvieron. Esto ocurrió cuando conocí a Ramón y aún no debo hablar de ello. Ahora es el turno de la casa donde he vivido desde que nací y sobre todo, de los retratos de dos mujeres, colgados en la pared de mi dormitorio. Dos mujeres muy bellas, que tenían la mirada oscura de los que han tenido que morir antes de tiempo". Pág. 10
.Entonces un libro de reflexiones. De retrospectivas de mutaciones. De enfrentamientos al espejo, de autoanálisis. Una provocación al conocimiento interior y a entendimiento exterior. La escritora se explaya, es una mujer contando de mujeres. Es la voz que en ocasiones no oímos, los hombres, y que nos habla desde el lado complementario. Desde la mente y el cuerpo de ellas. Desde su espíritu latente o desde sus deseos quemantes. Obra en la que cantan los silencios o se quejan. O paren y dan vida. Gritos, caprichos, razones, mimos, ternura y alivios.
Nombres. Mujeres y lirios. Un trabajo femenino que tiene cuerpo de labios carnosos, hombros firmes, cuello largo, pelo hasta los hombros, pezones de cereza y efluvios de sexo con sabor a mar y a miel. Manuscrito en que el que se encuentran tres mujeres que representan a todas, en su sabiduría natural y en su atrevimiento. En su capacidad y audacia. En su atrevida curiosidad y resolución temible; y encantamiento, obnubilante. En su sexualidad inagotable. En su lubricidad mordisqueante.
"Sofía estaba delante del espejo de la ventana. Su desnudez le hacía daño a los ojos, de tan próxima. Con la mano cerrada, golpeó el cristal para avisarla de que estaba ahí. Ella giró la cabeza por encima del hombro, sin llegar a volverse del todo. Continuó con los brazos al aire, de puntillas con la cintura un poco hacia adelante. La observaba, boquiabierto. La mujer se acerco a la ventana. Estaba muy cerca de donde él se sentaba. Ramón recorrió el cristal con su dedo. Dibujaba la forma de la espalda, el recorrido vacilante hasta las nalgas. Volvió a tocarlo. El aliento lo empañaba". Pág. 76.
Todas ellas, en tres vidas. En las Mujeres que hay en una. En Carlota, que descubre, lo que ella tiene de Sofía y lo que ella, también, esconde de Elisa. Triángulo, la figura perfecta. Tres vidas en que este se repite. Como en la de todos los que aman. Porque hay amores que se viven. Porque hay pasiones que se cuentan. Porque hay amores y pasiones que se ocultan.
Y es que de caminar, de leer, de trabajar, de compartir, surgen quereres, Amores, placeres, que en el corazón se instalan y que no son nuestros o que siendo nuestros, en otros lugares recalan. Esto nos pasa a todos. A hombres y a mujeres. No cuenta el tiempo, menos la edad, ni siquiera la distancia, simplemente pasa. Somos una parte del todo. De ese que es ahora y que fue ayer. En nosotros y en los nuestros están simientes, surcos, ideas, palabras.
Miradas, lágrimas, protestas y, afanes. Miedos, soledades, virtudes. Vicios, enfermedades y traumas, de todos los que fuimos y de todos los que somos.
"Vinieron días llenos de confusión. Yo no era la mujer joven, que tiene la vida llena de proyectos que llevar a cabo. Me había convertido en un ser desvalido que miraba al mundo con una sensación de fraude. Tenía la certeza de que me habían cambiado la historia. El pasado, que habría tenido que ser diferente, había sido un relato de pérdidas. Las personas que habían ocupado un lugar importante no estaban. Algunas tomaron la forma de fantasmas que me ayudaban a vivir. Eran mi abuela y mi madre, presentes en aquellos retratos. Habría querido no saber nada más. Vivir ignorante de los hechos que se encadenaron para que Elisa desapareciese en un abismo. A veces la vida dibuja círculos poco creíbles. Nos cuesta aceptarlos con la mente, pero el corazón los dicta. Cada palabra sirve para recordarnos que nada fue como habríamos deseado". Pág. 290."
LAS MUJERES QUE HAY EN MÍ" son trescientas páginas de palabras bien dichas. De armoniosa literatura. Es un libro fresco. Cargado de sutilezas. No es una propuesta feminista, pero sí un libro de aromas, prisas, encantos y desencantos femeninos. Una provocante propuesta de lectura, de una joven y bella escritora. Apunte que queda dicho por ser una realidad que además le adorna, a ella, A María de la Pau Janer, que obtuvo con este texto, el primero escrito en castellano, ya que su obra anterior ha nutrido al catalán, la ubicación de finalista en el Premio Planeta de Literatura el año 2002 y que hace poco llegó a nuestra tierra.
Literatura en la variedad. El día internacional de la mujer lo celebramos hace poco. Comentario y el libro escogido esta semana constituyen una expresión de admiración, de amor, de cercanía a ellas, y sobre todo a las que se fueron víctimas de la barbarie terrorista del 11 de marzo pasado en Madrid. A las que se marcharon para siempre por voluntad de los criminales, y a las que se quedaron rotas las alas asistiendo a la muerte de sus padres, esposos, amantes, hijos, hijas, nietos, nietas, sus seres queridos. En ellas y en todas las víctimas del terrorismo del mundo pensamos y por ellas decimos. Basta ya.
La Hora 2002 - Quito - Ecuador
La Hora 2002 - Quito - Ecuador
