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lunes, 3 de enero de 2011

Receta para valientes : Biblioteca : La Hora



Biblioteca

Receta para valientes

Domingo, 2 de Enero de 2011

La piel del miedo.

OSWALDO PAZ Y MIÑO J.

Antes de adentrarnos en la narrativa del autor ecuatoriano que más nos ha impactado en los últimos tiempos, cabe recomendar a fondo la lectura de La novela ecuatoriana. Ensayos, publicación reciente de la Universidad Alfredo Pérez Guerrero (UNAP), que lleva la firma de Ángel Felicísimo Rojas, otro pulcro trabajo de Patricio Herrera Crespo, director editorial de la UNAP. El libro puede adquirirse en la sede de la casa de estudios mencionada.

El sello Seix Barral publica la obra que hoy reseñamos: La piel del miedo. La he leído con sentimientos cruzados y me ha enganchado desde las primeras palabras. Cuando he cerrado el libro en la página 251 me ha parecido corta. El comentario concreto es: me ha gustado y la recomiendo a toda voz.

Narrada en primera persona, conmueve y lastima. Trata realidades expuestas desde la ficción sobre temas tan delicados y humanos como la epilepsia, enfermedad que ha sometido y somete a los que la sufren a la miseria humana. Muchos de los que padecen el pequeño o el gran mal han sido torturados más por la mala levadura de ciertas personas, que por los daños propios del padecimiento crónico.

Los seres humanos, cual alimañas, se han ensañado con los epilépticos, a través de la historia y los han acosado y los acosan. Los miran como raros y extravagantes. Tontos y tontas de capirote, se atreven a excluir y a mal bromear con la epilepsia y sus manifestaciones. Autoridades de toda laya, antes y ahora, han realizado comparaciones grotescas con los estertores del trastorno cerebral, ensayando chistes de poca monta, discriminatorios y primitivos.

La piel del miedo, una bitácora escrita desde la niñez del protagonista. La memoria privilegiada para traer del pasado detalles que intentan explicar misterios y miedos. Los primeros años de vida marcan, el escritor bien claro lo deja. Es penoso no tener padre, pero más es tener uno tenebroso.
El miedo, compañero de ruta, un tatuaje entre los tatuajes. La inseguridad instalada en la piel. Recuerdo esta cita: “Tengo miedo de la música secreta de las cosas, de sus tonos subterráneos que me traspasan en las horas de solemne tristeza, como misteriosas confidencias de otro mundo. Una gran tentación es la confesión de las cosas”. (El libro de las Quimeras, de E. M. Cioran)

Miedo, epilepsia, traiciones oscuras, amistades peligrosas, corrupción en el poder, falta de libertad y vicios propios de los gobernantes autócratas son los condumios que, unidos, hacen del trabajo de Javier Vásconez una fórmula literaria imprescindible y actual. Leyendo entre líneas, una propuesta peligrosa para él. Con los tiempos y las aguas que corren la intolerancia está de pie. Una receta para valientes.

La piel del miedo, descubrimientos de la vida propia, desarrollada en una ciudad pacata, lineal, amurallada, cercada por los dogmas y todas sus nefastas consecuencias. Las familias no son lo que parecen, los males nunca vienen solos. Las apariencias son retazos de dignidad. La sociedad, al final, es una rata que carcome, en ciertos ambientes. El qué dirán cuenta. Confesiones de esas no faltan.

Datos biográficos

Javier Vásconez

Nació en Quito, en 1946. Narrador y editor. Sus textos se han publicado en importantes revistas nacionales y extranjeras. Frente a su primera novela, el escritor español Luis Landero expresa: “Es un libro lleno de escenas insólitas (no extravagantes, no rebuscadas, sino naturales: hechas de esa naturalidad que tienen los niños para inventar visiones nuevas de las cosas), y por eso la lectura de ‘El viajero de Praga’ es un placer tal que, en fin, sólo me queda darle las gracias a Vásconez por habérnoslo regalado”.

Autor también, entre otras obras, de ‘Jardín Capelo’, ‘La sombra del apostador’ y ‘Un extraño en el puerto.



Dato

Con ‘El hombre de la mirada oblicua’, Vásconez ganó el Premio Joaquín Gallegos Lara (Quito, 1986).