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domingo, 13 de junio de 2010

MORIRSE DE MEMORIA. UNA EXCEPCIONAL NOVELA DE EMILIANO MONGE DE MÉXICO.


ARTES / CULTURA
Biblioteca
RESEÑA ENSAYÍSTICA
OSWALDO PAZ Y MIÑO J
"VOCEADOR DE LECTURAS"
PARA REVISTA CULTURAL ARTES
DIARIO LA HORA DE QUITO ECUADOR.
13 de Junio de 2010

Biblioteca

Memoria al desnudo

Letras mexicanas escritas por un escritor extraño entre nosotros: Emiliano Monge. De él presentamos su ópera prima, publicada por la editorial Sexto Piso en 173 páginas. Una novela para leerse con el dolor a solas, los dientes apretados, los resentimientos sosegados, los amores resueltos, las dudas solventadas, las pasiones cumplidas y con la boca prensada.

Palabras reunidas a bordo de la angustia, del pesimismo, del autocuestionamiento sin concesiones que tarde o temprano todos nos realizamos sobre nuestro corto paso por esta vida a la que no pedimos llegar, a la que se nos trajo sin autorización expresa, de forma atrabiliaria, dictatorial, abusiva. Y de la que se nos retira, sin previo aviso, aunque en ocasiones con dolorosísimas torturas preparatorias.

La mente humana que puede ser la suya o la mía lector, no para de pensar, de soñar, sin dormir.El insomnio que se regodea, que se ufana, que intenta desconcertarnos, que en ocasiones nos puede vencer y en otras se bate en retirada, porque ante sus embates le plantamos, como adargas, noches de lecturas interminables o sesiones de amor infatigables. De cuando en cuando, claro, que los libros y los cuerpos no siempre están dispuestos a jornadas de intensos combates.

La memoria, esa gran alcahueta que permite revivir placeres que se creían congelados, que rescata del olvido para bien o para mal a los muertos vividos, las amantes compartidas, los quejidos sin heridas, las imágenes complacidas, las manos en sus recorridos, los ruidos perdidos, los aromas apetecidos. También a los atrevidos mimos, prodigados bajo los manteles de largas mesas, a los bandidos fluidos escurridos en pieles ajenas, a las calles sin nombre, a los vencidos por el dinero, o sea deudores de honor, a las putas siempre solidarias ante la soledad ajena, a los rastreros del Gobierno, a los corrompidos prestamistas. Y a los mentidores de oficio, esos que ofrecen a los pueblos progreso, mientras le esquilman libertades.

Morirse de memoria es una novela laberíntica que realiza exploraciones en el abismo. El lector no podrá apartarla hasta el final. Hacerlo sería como estallarse en la cara un espejo. La mirada hecha añicos sólo multiplicaría la taquicardia y las paginas tristes.

Francisco Umbral, el magistral escritor español en su obra más sufrida Mortal y Rosa decía: “Los ojos pastan en el libro y a veces, al cerrar el libro, los ojos se quedan dentro, como hojas frescas, y ando ciego por la vida, sin ojos, sin ver el mundo, porque los ojos siguen mirando lo que han leído, se han enterrado en letra impresa”.

Literatura para el asombro, que siempre cabe. Leer la novela implica asumir los acoples del tiempo y las ausencias, las tergiversaciones del calendario, las confusiones entre los instantes del presente y los instantes del pasado. La memoria al desnudo, libre, sin ataduras, ejerciendo sus particulares manipulaciones.

Los sueños de una etapa que terminan, para replicarse en otra como iniciáticos. La rueda de la vida y la muerte interminable. Todo queda registrado en los archivos del Universo, en la mente del Gran Hacedor. Si no se lee la novela, no tiene derecho a queja.

Emiliano Monge

Nació en Ciudad de México el 6 de enero de 1978. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México donde hoy imparte clases. Ha publicado relatos, crónicas y reseñas literarias en ‘Letras Libres’, ‘La Jornada’ y en el suplemento de libros Hoja por Hoja del periódico ‘Reforma’. También ha trabajado como editor de libros y revistas, y actualmente se dedica de lleno a la escritura.