MENDEL EL DE LOS LIBROS. ARTE PURO ARTE. ESTUPENDA LECTURA.

ARTES / CULTURA
MENDEL UN LIBRERO Y SUS SABERES
RESEÑA ENSAYISTICA-PUBLICADA EN DIARIO LA HORA
QUITO. ECUADOR

OSWALDO PAZ Y MIÑO J
10 de Mayo de 2009
DE LA OBRA DE
Stephan Zweig

“En la literatura, nada vuelve tan imprudente y tan atrevido al intelecto como la ignorancia de los tiempos pasados y el desprecio por los libros antiguos”. Joseph Jouberth, ensayista francés.

En una ‘Librería de Viejo’, una de las pocas que cumple con los requisitos para tener tan honroso abolengo: libros antiguos, raros, agotados, de ocasión, descatalogados, y curiosos materiales con los que los lectores puedan disimular sus pequeñas o grandes soledades, es la de un librero amigo, el cómplice literario que suele de cuando en vez, aupar mis manías de lector empedernido, azuzándome para que adquiera y, mientras más pronto mejor, determinado tomo, señalado título, de especial autor, que él ha tenido el placer de disfrutar antes que yo.

Entre los manuscritos que se agrupan por cientos en las austeras estanterías que copan las tres dimensiones, de la ‘Librería Sur’ que ahora con tiento, talante y talento, y sabiduría de bibliómano cuajado en todas las lides, Edgar Freire Rubio regenta, me pasó el dato, como ahora yo os lo paso, del pequeño y maravilloso relato: ‘Mendel el de los libros’.

Una obra de arte suscrita por Stefan Zweig en 1929, que Editorial Acantilado ha impreso en edición enero 2009 con cincuenta y ocho páginas inolvidables, imprescindibles, para deleite de los lectores de buenos hábitos y depurados gustos.

Se decanta la historia por la vida de un librero asceta, de un ermitaño judío ruso radicado en Viena que atendía en un clásico café de barrio, con la solvencia y presencia de un guía sabio, de un conversador con esencias, de un trovador de pocas palabras, que atendía a todas las inquietudes surgidas de sus variopintos consultores y clientes.

La huella de un ser extravagante y raro, de un lector con responsabilidades sociales graves. Que eso es un librero que se respete. De esa especie quedan pocos ahora que se cuentan con los dedos de la mano.

Y es que han cambiado algunas librerías para mal. Para su descrédito, varias con tradicional nombre ahora venden libros. También el lector para su frustración puede en ellas encontrar más fácilmente que autores reconocidos y obras clásicas, chocolatinas, cámaras y teléfonos móviles como en botica. Son ‘librerías’ en las que de todo abunda, menos las lecturas. Los dueños perdieron el rumbo.

’Mendel el de los Libros’, era un lector que edulcoraba su vida en compañía de ellos y que se alimentaba de palabras y de mendrugos de pan ocasionales. Un letrado indiferente al agreste mundo que le rodeaba. Que vivía la soledad como regla.

Un ser irrepetible.

FRAGMENTO DE LA OBRA

¿Cómo había de olvidarle? Era impensable. Durante tanto tiempo. A aquel ser humano de lo más particular, a aquel hombre legendario. A aquel peculiar portento universal famoso, en la universidad y en un círculo reducido y respetuoso…Cómo había podido olvidarle a él, el mago, el corredor de libros que, imperturbable, se sentaba allí día tras día, de la mañana a la noche. Símbolo del conocimiento. ¡Gloria y honra del café Gluck”! “Pág. 11

BiografíaViena, (1881-1942). Stephan Zweig, hijo de un poderoso industrial, recibió una esmerada educación. Durante sus años de juventud recorrió Europa, trabajando como traductor y colaborando en distintas publicaciones. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, manifestó su posición pacifista. Ante la implantación cada vez mayor de las fuerzas nazis en Austria, emigró a Londres. De su producción literaria destacan 'Cuerdas de plata', un ejemplar donde reúne su poesía, y novelas como 'Jeremías', 'Amok', 'El jugador de ajedrez' o 'La confusión de los sentimientos'. También escribió las biografías de algunos de los personajes más grandes de la literatura como Dickens o Balzac.