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viernes, 28 de noviembre de 2008

ITALO CALVINO-UN CLASICO-LITERATURA SUPERIOR.


RESEÑA ENSAYISTICA OSWALDO PAZ Y MIÑO 2005-DIARIO LA HORA

EL BARÓN RAMPANTE .UN LIBRO QUE DENUNCIA A" LOS COMUNISTAS PELUCONES".

ITALO CALVINO novelista. Italiano. 1923-1985, de proyección universal. Encasillado como neorrealista en el principio de su tarea literaria. Ha dejado como herencia a la humanidad material literario vasto y trascendente como para que sea un clásico contemporáneo. Y por tanto un escritor que no habremos de pasar por alto en nuestras vidas. Llega a él esta semana a nuestra “Vitrina de los Libros” con una de sus obras más representativas. Una muestra de su excepcional literatura. "EL BARÓN RAMPANTE" publicación de doscientas setenta y cinco páginas realizada por Editorial Siruela en la Colección Biblioteca Calvino. "EL BARÓN RAMPANTE", integra la trilogía que cierran: "El vizconde demediado" y "El caballero inexistente".


Es "EL BARÓN RAMPANTE" un muestrario de renunciaciones prácticas a las cosas inútiles de la vida. A las farfulladas. Al poder mismo y la ostentación de cosa tan coyuntural y temporal, que a algunos creen eterna, instalados como están, no solo en actividades gubernamentales, sino en otras, deportivas, mediáticas, sociales e intelectuales y obnubilados viven. Regodeándose particulares nubes rozadas, no reparan caerán cual auténticos sacos de papas. Con estruendo y polvo.

Libro comprometido con las causas de fondo. Con el buen hacer por los demás. Bitácora narrada desde la tierra, sobre un joven que cansado de la paquetería, de la mala leche, de la poca sustancia de su entorno, fuga de su casa en acto rebelde, de una vez y para siempre hacia las alturas de los árboles, en los que se instala hasta su muerte. Cosimo Piovasco, barón de Rondó, se refugia en la naturaleza y conoce el amor. Se conoce a sí mismo. Participa en la historia. En la Revolución Francesa por ejemplo y en las andanzas de Napoleón. Se "codea" metros arriba con personajes. Y los cuestiona. Ingresa en una Sociedades Secretas y pone en evidencia a espías y a intolerantes. Se hace más amigo de los pobres, y de los rufianes, que por pobres se convierten en eso. Y evidencia la corrupción de ciertos adinerados y del dogma. Y comparte. Con las aves y con Dios. Con las abejas y con el sol. Con las nubes y el viento. Años de años. Desde los doce a los sesenta y tres. Un ser de alturas inconmensurables. Un joven resuelto, de los a tiempo captan que: la altura del hombre se mide por la amplitud de su horizonte. Una experiencia personal de alguien que juró no poner más los pies sobre la tierra y ser mejor.

"Cosimo estaba en el acebo. Las ramas se agitaban, altos puentes sobre la tierra. Soplaba un leve viento; hacía sol. El sol estaba entre las hojas, y nosotros, para ver a Cosimo, teníamos que hacer pantalla cono la mano. Cosimo miraba el mundo desde el árbol; todo, visto desde allá arriba, era distinto, y eso era ya una diversión. La avenida ofrecía una perspectiva muy distinta, y los planteles, las hortensias, las camelias, la mesita de hierro para tomar el café en el jardín. Más allá las copas de los árboles raleaban y la huerta descendía en pequeños campos escalonados, sostenidos por muros de piedra; el fondo estaba oscurecido por los olivares y, detrás, la población de Umbrosa asomaba con sus tejados de ladrillo desteñido y pizarra, y se divisaban vergas de barcos allá abajo, donde está el puerto. Al fondo se desplegaba el mar, alto en el horizonte, por el que pasaba lento un velero." Pág. 29.


Cosimo, como su Creador Italo Calvino fue un grande. De la realidad a la ficción, un irrepetible. Un capaz de todo, menos de dañar a nadie. Un adelantado. Un talentoso cultivador de lecturas. Armador de bibliotecas en las estanterías surrealistas de las ramas de los árboles. Un Dalí que trazó sus lienzos en los árboles. El escritor italiano dejo sus líneas de personalidad en esta novela. Las improntas propias de Calvino son las del personaje de este libro sin censura, tolerante, diverso, ecológico, audaz. Lectura para todas las edades. Porque no importa la etapa de la vida en que vivamos, a la hora de los cuestionamientos. El paso de Kronos no cuenta para una justa y oportuna autocrítica. Para invertir en nuestras relaciones por y para los demás y menos en nuestros particulares egos. Y entonces practicar exilios espirituales y hasta físicos. Provocarlos claro. No por haber robado al país. Sino por la nausea que ciertos ambientes contaminados a los que creemos pertenecer o nos hemos pertenecido. Los seres humanos somos dados a vivir de partidas, de ausencias de despedidas. En puertos, terminales y andenes. Vivir los adióses aunque duela en ocasiones es útil, justo y necesario. Las distancias nos pueden acercar a la verdad de nuestros actos, amores y pasiones. Ha reparar autoengaños y simulaciones que hacemos con otros .A dejar de mentirnos. A no sostener amores Si ya no amamos A extinguir pasiones Si ya no quemamos. A cambiar de pagina o de libro cuando se nos convirtió la lectura en obligación y dejo de ser placer. Las renuncias traen otros senderos. Visualizamos claro a los amigos que no han sido. Es mejor no tenerlos y que no nos tengan. Si la familia se aparta. Respetar. Y dejarlos aparte. De humanos es cambiar. Y todo cambia. Los sentimientos no se sostienen solos. En el último tramo. El tiempo los ensombrece. Los golpes de timón en ocasiones son necesarios. Sobre todo aquellos que reclama el alma. Para aceptar el amor de quien nos lo quiera dar y nunca reclamar a quien dejo de amarnos. El salto hacia los árboles de Cosimo Piovasco, fue un salto cualitativo hacia la libertad.

"Eres un hombre que ha vivido en los árboles sólo por mí, para aprender a amarme...
-Sí., sí..."-Bésame.
La apretó contra el tronco, la besó. Alzando el rostro de dio cuenta de la belleza de ella, como si nunca la hubiera visto antes.
-Oye: que hermosa eres...
-Para ti- y se desabrochó la blusa blanca. El pecho era joven y con botones rosa. Cosimo apenas llegó a rozarlo. Víola se le escurrió entre las ramas, parecía volar; él reptaba detrás y tenía la falda en la cara.
-En un nogal, en el tronco, había una cavidad en forma de concha, la herida de un viejo trabajo de hacha. Había una piel de jabalí extendida y a su alrededor una botella.
-Viola se lanzó sobre la piel.
-¿Has traído aquí a otras mujeres?
Él vaciló Y Viola:
-Si no las has traído no eres un hombre.
-Si...Alguna
Se gano un bofetón con toda la mano.
-¿Así me esperabas?
Cosimo se pasaba la mano por la mejilla roja y no sabía que decir; pero ella ya parecía bien dispuesta de nuevo:
¿Y como eran? ¿Dime, como eran?
-No como tú, Viola, no como tú...
-¿Que sabes cómo soy yo? ¿Eh?
Se había vuelto dulce, y Cosimo no acababa de asombrarse de estos cambios repentinos. Se le acercó. Viola era de oro y miel. Pág. 193."

Italo Calvino escribió "EL BARÓN RAMPANTE" apuntado entre ceja y ceja a los compradores de títulos nobiliarios. A los rimbombantes nuevos ricos. A los ramplones adinerados. A los "comunistas de mercedes benz" que ahora proliferan, aprovechadores de las necesidades populares. Mentirosos. Demagogos. Que no dudan en aliarse en el trafago político con los gobiernos de turno. Por lo ellos siempre están a salvo y no el pueblo con el que se llenan la boca y del que viven a costa.


"EL BARÓN RAMPANTE" es demoledor, al que le quede el guante que se lo chante. Libro que se aplica a los ritmos falsetes, bambalinas y pamplinadas de los servidores del país en el exterior. Que a cuento de la utilización de un disfraz buscan establecer una marca, una casta. La diplomática. Provocando hilaridad e ira en la comunidad llana con su exhibicionismo vacuo. Pretenden ser distinguidos por su atuendo. No todos claro. Lastimosas propuestas. Diplomáticos de fuste, pasaron y existen llenos de calidad y conocimientos que no necesitaron, ni requieren de anacrónicos ropajes para representar con dignidad a la patria y hacer por ella. Embajadores sin título nos han dado más. Llenos de pundonor, coraje y en planos de sacrificio, personajes como Jefferson Pérez dejaron marcado el nombre del Ecuador en las páginas de la historia universal, sin aspavientos, ni cursilerías. El intento de despegarse de los demás ciudadanos, de sus otros cercanos, de otros servidores públicos y privados es vanidad. Sacar del closet los disfraces cae bien en época de inocentes. No pasaran a la historia por eso. A lo mucho llegarán a las páginas de los malos chascarillos.

No pierda su tiempo lector. Lea este autor y libro. Mensaje directo.

DR. OSWALDO PAZ Y MIÑO J