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jueves, 17 de julio de 2008

"EL PAJARO" FEBRES CORDERO Y SARTRE A LA HORA DE UN CAFE


PUBLICADO DIARIO LA HORA QUITO ABRIL 2005
Un café con Jean Paul Sartre y 'El Pájaro' Febres Cordero


Por razones que solo se encuentran en las palabras, coincidimos en lugar, día y hora, no previamente determinados: un leyente servidor ­Yo-, un autor diferente y provocador -Francisco Febres Cordero, 'El Pájaro'-, y Jean Paul Sartre -filósofo y novelista- (quien a punto está de cumplir cien años, pese a que Murió en París en 1980). ¿Que de qué os estoy hablando? ¿Que cómo se dio esta surrealista reunión? Pues, sencillo de responder. Por causa de las palabras. Si, de todas las palabras que contienen las dos estupendas obras que esta semana exponemos en la 'Vitrina de los Libros': 'LAS PALABRAS', autobiografía de JEAN PAUL SARTRE y 'LOS HIJOS DEL SUELO', Historia del Ecuador desde la irónica y contundente pluma, estilo y mirada de, FRANCISCO FEBRES CORDERO. ¿Y qué de eso? De la reunión sin pacto previo, ¿cómo fue? ¿Con escritor fallecido, que no muerto de por medio? Sí, como lo estáis leyendo. Y es que para la literatura. Mejor dicho. Para los libros. Nada es imposible. Como no lo fue en este caso.Coincidencias. Mientras me encontraba sobre el final de las doscientas dieciséis páginas que tiene la autobiografía de Jean Paul Sartre, de Editorial Losada. Leyendo, claro, estaba, en ese refugio de almas (como todas las librerías lo son) que es 'Mr. Books', donde tengo posada y un café, por pocos denarios, y mucho tiempo, y una cuasi tranquilidad para mis hábitos lectorios -que casi digo amatorios, que no es lo mismo, pero los efectos si que se asemejan-; apareció, de pronto, por sobre las siete de la noche el siete abril, casi a tientas, 'El Pájaro'. Si, el Febres Cordero, a presentar su más reciente trabajo; y, yo, con Sartre en las manos; dicho de otra forma, atrapado con las manos en Sartre y con 'Los Hijos del Suelo' ya consumido -o sea, leído-. E invadido de palabras. Yo. De puras palabras lleno. Éstas de todos los colores y sabores, venidas de tal pareja, de tal dúo de libros y autores. Estaba con ellos encima intentando amueblar el cerebro. Y es allí que reparo. Medito y callo. Si, estamos los tres. Aunque nos veamos dos. Sartre, Febres Cordero y Yo. Porque desde las palabras, es factible todo. Desde el verbo, empotrado en los libros, empieza la vida y muere la muerte. Y la imaginación, el mejor afrodisíaco. Nos revolvemos desde la eternidad, sólo para seguir leyendo.


"Empecé mi vida como sin dudar la acabaré; en medio de los libros. En el despacho de mi abuelo había libros por todas partes, estaba prohibido limpiarles el polvo salvo una vez por año, en octubre, antes del comienzo de clases. No sabía leer aún y ya reverenciaba esas piedras levantadas: derechas o inclinadas, apretadas como ladrillos en las estanterías de la biblioteca o noblemente espaciadas formando avenidas de menhires; sentía que la prosperidad de nuestra familia dependía de ellas. Se parecían todas; yo retozaba en un santuario minúsculo, rodeado de monumentos rechonchos, antiguos, que me habían visto nacer, que habían de verme morir y cuya permanencia me garantizaba un porvenir tan tranquilo como el pasado. Yo las tocaba a escondidas para honrar a mis manos con su polvo, pero no sabía que hacer con ellas y asistía cada día a unas ceremonias cuyo sentido se me escapaba." Pág. 34.- Las Palabras Jean Paul Sartre.


Leer más de un libro a la vez. Experiencia cercana a la infidelidad. Hay que dar la talla en dos casas. La mente ha de lubricar lo suficiente para no denunciarse agotada. Dos o más libros. Rico. Recomendable lo que cada uno quiera o pueda. Lo poco frecuente es, si uno, al menos de los escritores de las páginas viradas y que todavía están calientes de retozar en las manos del lector aparece, ni bien se ha cerrado el tomo. Como traído por la mente del cosmos. La telepatía de las letras. Cara a cara, lector-escritor. Un momento para romper la clave, el hielo y el tiempo del leyente, que no termina de acomodarse en la ficción o en la realidad.


Instantes, que sólo permiten los libros. Y a este invento del hombre. Al tiempo. Que en pasado se llama historia. Otro invento del hombre. Dado que es a de todo, hacer historias. Francisco Febres Cordero le rompe todos los esquemas. Desde su propia visión existencial revisa, esculca, los reales valores humanos y sociales de algunos protagonistas de nuestras páginas pretéritas y actuales. Personajes, apellidos, profetas, caudillos, opresores, tiranos y dictocratas en ciernes y pelafustanes engominados, hacendados y burgueses de todo tipo, no escapan la lupa del Pájaro. Son deshilachados tan en serio, que parece en broma, por la sutil y raspante pluma Febres Cordero.


El ayer de unos que habrían preferido ser olvidados, porque en realidad justo es olvidarles, despierta al ritmo de "LOS HIJOS DEL SUELO". Unos HIJOS DEL SUELO han sido paridos bien, y de ellos, el manuscrito del Pájaro da fe. Y de los otros, o sea de aquellos que por sus daños al Ecuador, parece que no fueron paridos bien, pues también. Santo y seña, como debe ser.


En la mira están. En la letra. En el puño de un escritor no pacato. "LOS HIJOS DEL SUELO" ciento noventa paginas a fuego selladas por Editorial Planeta, le ponen nombre y apellido a los que nos dejaron esquilmados, acorralados, fundidos, rendidos, humillados, agotados, agobiados y sin rumbo, en el decurso de nuestros generalmente, malos tiempos. Ahí se ven, esos son, los que usted habrá de: re conocer. "Con razón le llamaban El Mudo. De hablar si que hablaba.


Pero una vez que terminaba de hablar se quedaba mudo.Su vasto guardarropa estaba compuesto por una infinidad de uniformes de seda, muy ceñidos al cuerpo y bordados con oro y lentejuelas, diseñados personalmente por él para torear los chuchaquis, que le asaltaban luego de cada borrachera o los malestares estomacales que le sobrevenían después de sus opíparos banquetes, porque al Mudo le gustaba la farra, la francachela, el sarao, la diversión, el juego, el licor y la buena mesa. ¡Que mudo! " Pág. 103


Un libro de contrastes, para no olvidar lecciones. Sobre todo, ahora, que estamos guindados de un clavo, al borde del abismo. Sobre todo, ahora, que los políticos, han evidenciado que todo pueden, menos dialogar. Que a todo se prestan, menos, a consensuar. Que sus intereses son: fundamentalmente partidistas, electoreros y personalistas. Que practican muy bien el ejercicio de dividir, para reinar. Que tras de los desacuerdos públicos, sólo, hay acuerdos privados para seguir repartiéndose el país. Más que se anden con cuidado. Que la gente. La verdadera masa popular se hincha de a poco, pero revienta incontenible. El juego por el poder, que ahora se da entre los tres poderes, es peligroso. Muy riesgoso. Alguien puede chamuscarse, para siempre y cuando decimos alguien, decimos cualquiera. Por si acaso.


"En economía aplicó una complicadísima teoría que consistía en buscar que el dinero chorreara de abajo hacia arriba pero, al no conseguir unas bombas a presión de tecnología japonesa, el dinero siguió chorreando solo de arriba para arriba. Pág. 166.


Tres hemos sido lector. Usted haga el cuarteto. Súmese a nosotros. Déjese invadir por buenas lecturas. Por las cercanías de los lejanos ausentes a través de los libros. Inscríbase, en el grupo de los amigos de las letras, que esta pagina propone domingo a domingo. Busque, esos pequeños espacios de luz que brindan los libros, entre la tanta oscuridad provocada por otros que no somos nosotros, sino aquellos, a los que les delegamos actúen por nosotros y mal nos han pagado. Dos libros, para romper esa rutina de salvaje enfrentamiento, que hiere al país.

La Hora 2005 - Quito - Ecuador