Una campaña deshonesta
Por Antonio Rodríguez Vicéns
TOMADO DE LA WEB PAGE DE DIARIO EL COMERCIO DE QUITO ECUADOR
17 DE JUNIO DE 2008
El inefable dictador de Carondelet, con su característica actitud arrogante y autoritaria, de desafío y reto, incapaz de ajustar sus acciones a elementales principios democráticos y éticos, ha expresado que hará campaña “cuantas veces le dé la gana” para obtener el voto de los ciudadanos a favor del proyecto (no de la nueva Constitución, como dicen los medios de comunicación social) que está elaborando la Asamblea Nacional Constituyente. Ante una tibia advertencia del Tribunal Supremo Electoral, ese Tribunal ad-hoc que le permitió abusiva e inconstitucionalmente llevar adelante la farsa de los diputados de los manteles, ha tenido una respuesta aún más ejemplar y edificante: “Lo haré siempre para que no regresen la partidocracia ni el Congreso. No sean ridículos, señores...” Analicemos algunos aspectos.¿Qué quiere decir la Ley Orgánica de Elecciones, en su artículo 138, cuando permite a los sujetos políticos “realizar publicidad electoral a través de los medios de comunicación colectiva, solamente dentro de cuarenta y cinco días inmediatamente anteriores a la fecha del cierre de la campaña electoral”? ¿No está claro que realizarla antes o después de ese período no es procedente y es ilegal? ¿No es obvio que existe una incuestionable prohibición? ¿Acaso se refiere con exclusividad a la publicidad pagada? ¿El presidente de la República -en este caso, dictador- no es un 'sujeto político'? Aunque aluda en sus programas sabatinos, esa especie de parodia cansina y repetida, a su 'libertad de expresión', ¿no entiende que la violación de una norma legal, a sabiendas de su vigencia y de que está obligado a respetarla, es un acto deshonesto?Un gobernante elegido democráticamente, por las características de su cargo, desde el momento de su elección, deja de representar a una organización o tendencia política determinada -a un grupo de ciudadanos- y pasa a representar, sin excepciones de ninguna clase, a todos. Es su Mandatario. No en vano la Constitución vigente hasta el 29 de noviembre del 2007, fecha en la cual la Asamblea consagró formalmente la dictadura, establecía que el Presidente de la República es el representante del Estado. ¿Es lícito que ese representante o Mandatario, por defender sus intereses políticos inmediatos, utilice el poder que se le ha otorgado y que le obliga a ser imparcial, para incentivar el enfrentamiento entre ciudadanos? ¿Parcializarse y propiciar la discordia entre sus mandantes no es también un acto deshonesto?El referéndum deberá ser convocado, según lo resuelto por el pueblo en la consulta popular, para aprobar o negar el proyecto de Constitución que está elaborando la Asamblea. Nada más. ¿Qué significa pedir el apoyo para un texto que no existe? No se trata, como plantea en sus declaraciones, de decidir sobre el regreso de la partidocracia (con muchos de cuyos integrantes, camuflados farisaicamente bajo el eufemismo de 'revolución ciudadana', continúa gobernando), ni sobre el retorno del Congreso, pues bajo ese nombre, o cualquier otro, tendrá que haber una Función Legislativa. En sus discursos, pretendiendo engañar una vez más al pueblo para lograr el respaldo que necesita para su proyecto político autoritario, el dictador está tergiversando el único objetivo del referéndum. ¿Esta actitud demagógica y falaz no es también deshonesta?
