Quito, 8 de noviembre de 2007 Racismo y Tin DelgadoGlorias y sinsabores Por César Ulloa Tapia

ARTICULO PUBLICADO EN EL CORREAZO CIUDADANO

La semana pasada fue el preestreno del documental 'Tarjeta roja', producción nacional dirigida por el periodista Rodolfo Muñoz. Esta propuesta, entre otras cosas, atrapa y conmueve, porque pone al descubierto múltiples lecturas sobre el fútbol y su lugar en el imaginario social. Además, el director 'mete las manos al fuego' cuando aborda una de las enfermedades sociales que se ha enquistado en esta disciplina deportiva, así como en otros espacios: el racismo. Ello, pese a que la mayoría de jugadores y, en su momento, grandes motivadores nacionales a tiempo completo, son negros. Contradicciones, 'dimes y diretes', que son necesarios conocer para corregir.
De pelotas y goles
El fútbol sobrepasa y agota las miradas del placer y el goce colectivo, pues tiene relaciones y estrechas convergencias con la cultura, la política y la economía. Este fenómeno explica, asimismo, la escala geográfica y temporal que ocupa. Es decir, está presente en casi todos los rincones del planeta, ocupa espacios habituales, permanentes y cotidianos. El fútbol, desde esta mirada, es la disciplina deportiva que convoca con grandes dosis de masificación. Por ello, no es nada sorprendente que sea un lugar común del diálogo entre propios y foráneos.
Sin embargo, detrás de la efervescencia que provoca cada jugada, gol, amonestación y papel de las barras, hay un universo que hace posible que este deporte sea considerado rey o imán de multitudes. En este sentido, no hay muestra más fehaciente de lo que ocurre cada cuatro años, tiempo en que se planifica los campeonatos mundiales, sin desentenderse de lo que sucede en cada país, desde las canchas ubicadas en los lugares más mínimos como los barrios, a cargo organizativo de las dirigencias vecinales.
La magia de El Juncal
En nuestro país, los grandes futbolistas han salido de una provincia que reproduce el realismo mágico en todas sus expresiones; realismo que catapultó a Gabriel García Márquez ante el mundo, en sus 'Cien años de soledad'. Hablamos, de Imbabura, provincia atravesada por lagos y lagunas, poblada de gente humilde y hospitalaria, y diversa en patrones culturales. No obstante, este espacio de la serranía solo es visible cuando sus hijos favoritos juegan en la tricolor y nos llenan de alegría.
Dicho en otros términos, el macondiano Juncal está, únicamente, en las miradas nacional y mundial cuando la selección salta a la cancha o sus hijos deleitan con su juego dentro y fuera del país. Lastimosamente, solo en ese momento, la mayoría de medios se percatan, de que en ese lugar las necesidades no esperan y que los proyectos son posibles gracias a sus jugadores, porque se han convertido en 'grandes transformadores de la realidad'… Aplausos desde aquí al gran trabajo social que realizan el Tin Delgado y Ulises de la Cruz.
Pero 'Tarjeta roja' no se queda en la denuncia, pues invita a conocer la piel negra desde sus patrones culturales: la alegría, la hospitalidad y el ímpetu de trabajo de esta población hermana. Sin embargo, cuando se habla de negros, los referentes giran en torno de la vagancia, como afirma el antropólogo Carlos Chalá, quien interviene en el documental; sin omitir por otra parte que 'solo los negros son buenos cuando gana la selección'. Estas y otras expresiones reflejan los grandes complejos y prejuicios, de un país que no termina de aceptarse como es, y que mira en el fútbol y los jugadores alegrías fugaces, y no el reconocimiento real y social que merecen.
De medios y sensacionalismos
En el documental de Muñoz se evidencia las debilidades de un periodismo deportivo (en mayor proporción televisivo y radial), que no termina de convertir en dioses a los jugadores, para luego transformarlos en simples figuras de barro. Un periodismo, como este, engrandece y a los pocos minutos desbasta todo a su paso, sin el menor empacho. Y es que en materia de narración y comentario cualquier aficionado puede intervenir, sin las credenciales de periodista. Los comentarios, bajo está modalidad, son de glorias y sinsabores.
Este hecho se evidenció con bastante fuerza cuando posterior a la pelea entre jugadores de Liga y Barcelona, debido a un hecho no esclarecido en su totalidad, fue amonestado al Tin Delgado (protagonista principal del documental). Los medios de la Costa y la Sierra, en su momento, hicieron personal y suya la posible sanción, pero dentro de un contexto deplorable, matizado por un juego de valoraciones morales, ideas apasionadas, defensas acérrimas de los equipos, etc., antes que de argumentos técnicos.
El aporte histórico del 'Tin Delgado' parece que se diluyó en aquella situación. De la noche a la mañana se olvidaron las emociones que nos regaló en eliminatorias y mundiales, sin que ello implique una justificación de lo sucedido. No obstante, en esta vez se observaron señales de un racismo atroz, de un regionalismo que no conduce a nada, y de una circulación de mensajes en contra del color negro del Tin, como demostró Osvaldo Paz y Miño, abogado del jugador, quien también interviene en el documental.
El documental
Rodolfo Muñoz invita a leer el fútbol de otras maneras, de observar con detenimiento todos aquellos detalles que siendo importantes, no están al alcance de los hinchas y audiencias mediáticas. También motiva a reflexionar acerca de una lacra social, que no termina en la redacción de un artículo constitucional sobre el reconocimiento de la diversidad y diferencias, sino que tiene que ver con el cambio actitudinal desde la práctica de otros valores, que tanto hacen falta.