ARTES / CULTURA
Biblioteca
10 de Enero de 2010
Duelo de tentaciones
OSWALDO PAZ Y MIÑO
Notará el lector que el año lo hemos iniciado con letras exóticas, estravagarias, de contenidos subidos de nota, plagadas de emociones fuertes, polémicas, diferentes, rompedoras de rutinas, de esquemas, de costumbres pacatas que, a no dudarlo, sí existen en el ejercicio de leer.
Pues a contrapelo vamos, además, porque así defendemos la libertad de expresión, no nos sometemos a mordaza alguna. La resistencia queda planteada a toda censura.
Alá no quiere, novela triste, demoledora, plagada de verdades sobre la cruel realidad de los niños soldados fue comentada el domingo pasado. La obra citada lleva la firma de un escritor africano nacido en Costa de Marfil.
Hoy, para mantener el ritmo y seguir abriéndonos a la literatura de todos los continentes, os hemos traído La llave, del autor japonés Junichiro Tanizaki, de quien en el año que pasó reseñamos El elogio de la sombra.
Literatura erótica, sí, no caben disimulos. Una obra que ya está inscrita como clásica del género. El lector viajará a la vida íntima de un matrimonio partido en dos diarios, el que ella escribe para que lo lea él y el que él talla para que ella se apropie de sus verdades.
Un duelo de palabras, tentaciones y confesiones que las partes se hacen la una a la otra, sin recato, pero a distancia. No ‘bis a bis’, más bien huyendo. La bitácora es el refugio que los amantes buscan para que el uno sepa del otro todas las perversiones, las fantasías, las manipulaciones, las trampas que se preparan de un día al siguiente.
Y es que en el amor no caben puertas cerradas, aunque estas estén entre las piernas. Las bragas lejos de ocultar han de mostrar, han de ser húmedas pistas de que todos los obstáculos se han derretido y tienen forma de almizcle. Al deseo se le han de prender todas las luces, salvo las que los amantes de mano propia oscurezcan para retozar mejor en las sombras.
¿Silencios?, la novela tiene tantos que se parte. Y es que el sexo se practica sin amor. Él, que no ha hecho por poseerla desnuda, por reconocer todas las líneas de su maduro cuerpo. Ella, impúdica que es, para mentir se ha ocultado entre las sábanas, bajo las mantas, entre las medias verdades que le transmite en su diario.
Él hace camino al andar, eso al menos cree. Sus huellas no se descubren hasta el último momento. La infidelidad le es un revulsivo. Los celos atizan su pasión. Imaginarla cabalgando, en el aire, impulsada por el cuerpo de otro, le llena el alma de odio, pero cuanto más la desprecia más la desea.
‘La llave’, cada uno tiene la suya. Y de la de cada uno alguien tiene una copia. El éxito está en saber cómo usar el artilugio. El sexo es libertad de expresión total. Cuanto más desnudo más auténtico.
El ser humano, dice Antonio Gala, es “sexo y un poco más”. Y añade: “Todo lo sexual que no esté envenenado por la traición, por la prepotencia, la deslealtad, la vanidad o la codicia es bueno”.
Ustedes, escriban su propio diario. El que os dejo por tentación, publicado por Munchnik editores, consta de 109 páginas flamígeras.
Biografía Junichiro Tanizaki
Escritor japonés (Tokyo, 1886-Yugawara, 1965). Colaboró en la revista Literatura de Mita, junto con Nagai Kafu, Satô Haruo y Kubota Mantaro, jóvenes escritores que, como él, rechazaban por igual la escuela naturalista y al grupo de Shirakaba. En los inicios de su carrera literaria acusó influencias de Oscar Wilde y de E. Allan Poe, presentes en la obra con la que se dio a conocer, El tatuaje (1910), y con la que inicia un período creativo, adscrito al esteticismo y al amoralismo, que culmina con El amor de un idiota (1924-1925).
De su obra posterior cabe citar La confesión impúdica (1956) y Diario de un viejo loco (1961).
Biblioteca
10 de Enero de 2010
Duelo de tentaciones
OSWALDO PAZ Y MIÑO
Notará el lector que el año lo hemos iniciado con letras exóticas, estravagarias, de contenidos subidos de nota, plagadas de emociones fuertes, polémicas, diferentes, rompedoras de rutinas, de esquemas, de costumbres pacatas que, a no dudarlo, sí existen en el ejercicio de leer.
Pues a contrapelo vamos, además, porque así defendemos la libertad de expresión, no nos sometemos a mordaza alguna. La resistencia queda planteada a toda censura.
Alá no quiere, novela triste, demoledora, plagada de verdades sobre la cruel realidad de los niños soldados fue comentada el domingo pasado. La obra citada lleva la firma de un escritor africano nacido en Costa de Marfil.
Hoy, para mantener el ritmo y seguir abriéndonos a la literatura de todos los continentes, os hemos traído La llave, del autor japonés Junichiro Tanizaki, de quien en el año que pasó reseñamos El elogio de la sombra.
Literatura erótica, sí, no caben disimulos. Una obra que ya está inscrita como clásica del género. El lector viajará a la vida íntima de un matrimonio partido en dos diarios, el que ella escribe para que lo lea él y el que él talla para que ella se apropie de sus verdades.
Un duelo de palabras, tentaciones y confesiones que las partes se hacen la una a la otra, sin recato, pero a distancia. No ‘bis a bis’, más bien huyendo. La bitácora es el refugio que los amantes buscan para que el uno sepa del otro todas las perversiones, las fantasías, las manipulaciones, las trampas que se preparan de un día al siguiente.
Y es que en el amor no caben puertas cerradas, aunque estas estén entre las piernas. Las bragas lejos de ocultar han de mostrar, han de ser húmedas pistas de que todos los obstáculos se han derretido y tienen forma de almizcle. Al deseo se le han de prender todas las luces, salvo las que los amantes de mano propia oscurezcan para retozar mejor en las sombras.
¿Silencios?, la novela tiene tantos que se parte. Y es que el sexo se practica sin amor. Él, que no ha hecho por poseerla desnuda, por reconocer todas las líneas de su maduro cuerpo. Ella, impúdica que es, para mentir se ha ocultado entre las sábanas, bajo las mantas, entre las medias verdades que le transmite en su diario.
Él hace camino al andar, eso al menos cree. Sus huellas no se descubren hasta el último momento. La infidelidad le es un revulsivo. Los celos atizan su pasión. Imaginarla cabalgando, en el aire, impulsada por el cuerpo de otro, le llena el alma de odio, pero cuanto más la desprecia más la desea.
‘La llave’, cada uno tiene la suya. Y de la de cada uno alguien tiene una copia. El éxito está en saber cómo usar el artilugio. El sexo es libertad de expresión total. Cuanto más desnudo más auténtico.
El ser humano, dice Antonio Gala, es “sexo y un poco más”. Y añade: “Todo lo sexual que no esté envenenado por la traición, por la prepotencia, la deslealtad, la vanidad o la codicia es bueno”.
Ustedes, escriban su propio diario. El que os dejo por tentación, publicado por Munchnik editores, consta de 109 páginas flamígeras.
Biografía Junichiro Tanizaki
Escritor japonés (Tokyo, 1886-Yugawara, 1965). Colaboró en la revista Literatura de Mita, junto con Nagai Kafu, Satô Haruo y Kubota Mantaro, jóvenes escritores que, como él, rechazaban por igual la escuela naturalista y al grupo de Shirakaba. En los inicios de su carrera literaria acusó influencias de Oscar Wilde y de E. Allan Poe, presentes en la obra con la que se dio a conocer, El tatuaje (1910), y con la que inicia un período creativo, adscrito al esteticismo y al amoralismo, que culmina con El amor de un idiota (1924-1925).
De su obra posterior cabe citar La confesión impúdica (1956) y Diario de un viejo loco (1961).